BLUE HEALTH: EN BUSCA DE UN OCÉANO SALUDABLE.

Víctor Díaz-del-Río Español y Juan A. Camiñas Hernández*

Academia Malagueña de Ciencias

Esta aportación al análisis del concepto ONE HEALTH no puede comenzar de otra manera que no sea mencionando uno de los asertos más manidos de los textos que tratan asuntos relacionados con la mar: “Alrededor del 71% de la superficie terrestre está cubierta por las aguas de los océanos y mares”. Dicho esto, ¿resultaría lógico pensar que nuestra salud no dependiera, en gran medida, de la propia salud del medio marino? Podemos mencionar algunos datos que ponen de manifiesto la trascendencia que tienen los mares y océanos para nuestra propia existencia, como por ejemplo que el 80 % de la vida terrestre se concentra en ellos. Controlan el clima y componen la mayor biosfera del Planeta albergando la denominada bomba biológica de carbono, así como redes tróficas de las que se extrae parte de nuestro sustento (consumo medio: 20,2k de pescado/persona/año con tendencia al alza y expectativas de alcanzar 21.5k de pescado/persona/año en 2030). Son también un almacén natural de enzimas que se encuentran en ciertos microorganismos que habitan en el fondo marino (recursos biogenéticos) y que pueden ser clave para el desarrollo de fármacos que permitan luchar contra enfermedades graves. Desempeñan una importante función como sumidero de CO2 (más de un 31% del total generado por la actividad humana es absorbido por los vegetales y fitoplancton marino, disolviéndolo en la superficie del mar y transportándolo hasta el fondo de la cuenca) y suministra oxígeno a la atmósfera, siendo un recurso estratégico para obtener agua potable.

El medio marino es importante como fuente de recursos y proveedor de servicios, convirtiéndolo en un bien indispensable que tenemos la obligación de conservar y proteger. La diversidad biológica sostiene el funcionamiento de los ecosistemas y proporciona servicios esenciales para el bienestar humano y del resto de las especies que habitan la Tierra. Dicha biodiversidad es fundamental para la seguridad alimentaria y la salud humana, constituyendo la base de la subsistencia de muchas poblaciones costeras. Contribuye a la mejora de la salud humana y al desarrollo económico y social de los países. Por ello, para que los seres humanos y el resto de las especies vivas gocen de buena salud, es indispensable que los océanos y los ecosistemas sean también saludables. Desde esta perspectiva, la investigación científica marina ha de dirigir parte de su actividad al estudio de los problemas derivados de los cambios de origen antropogénico que experimenta el medio marino y que afectarán, directa o indirectamente, a cuantas especies habitan el Planeta.

Los RECURSOS VIVOS MARINOS son una fuente de proteínas fundamentales para la alimentación humana, además de ser un auténtico manjar consumido por millones de seres humanos. En Málaga, uno de los platos estrella es el ESPETO DE SARDINAS, comida popular propia de los pescadores y cuyo consumo se ha extendido pasando a ser el más típico de la Costa del Sol.

Nos adentramos así en el concepto de BLUE HEALTH como un marco transversal e interdisciplinar en el que incardinar el conocimiento científico marino en las políticas públicas, de forma que se puedan poner en común las experiencias de los distintos ámbitos y situar la salud y el bienestar humano como un eje vertebrador de las iniciativas que permitan alcanzar la mejor calidad de vida y la conservación saludable de los ecosistemas marinos. La función integradora del océano en el sistema terrestre y la inmensa dimensión de los problemas que hay que arrostrar, requieren una sólida integración de las diversas disciplinas para poder encontrar soluciones a medio y largo plazo. Se necesita encontrar un fuerte nexo de unión entre la ciencia, la sociedad y la política, de manera que se pueda gestionar adecuadamente el conocimiento científico y su aplicación a las incertidumbres que nos acosan.

Pero el medio marino presenta dos caras bien diferentes:

Jóvenes surfistas disfrutando de las olas. Un deporte en auge.

(1) Por una parte nos ofrece una serie de beneficios para la salud, como son los productos pesqueros saludables, o las especies a partir de las cuales se producen nuevos medicamentos, las terapias relacionadas con los productos marinos -p.e.: balnearios basados en el uso de lodos marinos y talasoterapia y sus variantes: peloidoterapia, algoterapia, hidrocinesiterapia, hidromasaje-, entendiendo también la ribera del mar como lugar de recreo y esparcimiento donde poder disfrutar de espacios abiertos y panorámicas con horizontes lejanos.  Las interrelaciones entre salud y bienestar de las personas y los ecosistemas marinos requieren nuevos conocimientos, analizando los casos en los que haya constancia científica de beneficios para la salud de las personas-por ejemplo, psíquicos-. La construcción de infraestructuras litorales (paseos marítimos, puertos deportivos, puertos comerciales abiertos al público y al comercio, etc.), el fomento del deporte a la orilla del mar o sobre las olas del mar, y de las actividades náuticas, la pesca deportiva, el turismo deportivo submarino, el turismo de cruceros, etc., deben de ser objeto de análisis a la vista de los beneficios que conllevan para la salud humana.

(2) Por otra parte nos impone los problemas de su propio geodinamismo y los derivados del desarrollo y uso desaforado del medio natural, cuyo impacto ha sido muy negativo para los ecosistemas marinos y litorales. Los cambios en las temperaturas de las aguas, tanto superficiales como intermedias o profundas, y las alteraciones en el régimen de corrientes oceánicas -tanto en su ralentización con en su desplazamiento hacia otras latitudes-, acarrean cambios de comportamiento en las especies y el flujo de nutrientes vinculados a esas aguas y, por supuesto, a la pesca. Hay muchas incógnitas por resolver, particularmente en los ecosistemas que ocupan las zonas más profundas del océano y que viven en aguas que estuvieron en contacto con la atmósfera hace 2000 años (Fosa de Atacama, aunque no son las más antiguas). Por lo tanto, no sabemos los efectos que pueden causar las aguas superficiales actuales cuando alcancen aquellas profundidades.

Bloom de Cocolitofóridos sucedido recientemente en el mar de Clyde (Escocia) tornando las aguas en un tono turquesa muy llamativo.

De particular importancia son los blooms fitoplanctónicos litorales, vinculados a la evolución hidrográfica y al fuerte embolsamiento de aguas continentales procedentes de la red de drenaje en los eventos de elevado caudal. No menores son los blooms de dinoflagelados que provocan las temidas mareas rojas que disparan el desarrollo de toxinas -algunas muy peligrosas cuando llegan a la cadena alimentaria humana-, en las especies que los ingieren, como los mejillones. Es más, pueden determinar la desaparición de algunas especies bentónicas que no pueden aclimatarse a las nuevas condiciones que impone el cambiante régimen hidrodinámico. Es evidente que los problemas se manifiestan de manera muy diferente en las distintas regiones del Planeta próximas a la costa, mares regionales y océano. En este sentido la casuística es muy variada y las soluciones son también diversas.  Un ejemplo que sucede en nuestro territorio es el de las praderas de Posidonia oceanica que son uno de los hábitats más productivos y que mayores beneficios generan, constituyendo una de las fuentes de oxigenación más importantes del Mediterráneo (Hábitat 1120). No solamente son el nicho de numerosas especies, sino que tienen la capacidad de generar ingentes cantidades de sedimento carbonatado (por medio de los microforaminíferos y otras especies foliares -las hojas se renuevan continuamente, por lo que resultan un hábitat efímero e inestable-, y rizomáticas que se fijan en ellas) además de retener el sedimento que se transporta por efecto de la deriva litoral. La disminución de la superficie ocupada por las praderas de fanerógamas marinas trae como consecuencia numerosos perjuicios al propio litoral, como por ejemplo, incrementando su fragilidad y estabilidad ante los fuertes temporales. En ello influyen numerosos factores como es la contaminación de las aguas, la turbidez, las intervenciones en el litoral, cambios en la salinidad, la eutrofización, etc. Su evolución se interpreta como un indicador que refleja el estado de salud de las aguas litorales del Mediterráneo. Está considerado como un “hábitat prioritario” por la Directiva de Hábitats al considerarse que está amenazado de desaparición y cuya conservación supone una especial responsabilidad.

Las praderas de fanerógamas marinas, y más particularmente de Posidonia oceanica, son uno de los hábitats más productivos del medio marino. Tienen en su contra que son extraordinariamente frágiles y acusan los cambios ambientales que se producen en el medioambiente marino, principalmente la contaminación y la turbidez de las aguas.

Para terminar, no resulta ocioso recordar, con ocasión de la celebración del bicentenario del nacimiento del naturalista Alfred Russel Wallace, una de sus predicciones más visionarias, al asegurar que la alteración y degradación de los ecosistemas traería como consecuencia un deterioro en la salud del ser humano y graves cambios en el clima. Ciertamente estamos a tiempo de frenar este deterioro y mejorar la salud del Planeta. Es bien cierto que, si cada uno de nosotros a escala local actuara con mayor responsabilidad en nuestra vida cotidiana, podríamos avanzar mucho más en la conservación del océano que ansiamos para alcanzar los objetivos de One Health, pues no se puede entender la salud humana sino es en el contexto de la salud ambiental.

*El Dr. Díaz-del-Río y el Dr. Camiñas son académicos de número de la Academia Malagueña de Ciencias y científicos titulares (J) que han desarrollado su actividad científica en el Instituto Español de Oceanografía.

6 comentarios en “BLUE HEALTH: EN BUSCA DE UN OCÉANO SALUDABLE.

  1. Pormenorizado y cualitativo artículo de las bondades de los océanos y de sus amenazas, el que nos ofrecen Victor y Juancho.
    Si pueden ser perfectamente descritas y estudiadas las primeras, no lo son tanto las segundas, pues aunque algunas se conocen, otras se intuyen, hay todavía otras que desgraciadamente están por descubrir y experimentar.
    El conocimiento científico se ha de volcar en el estudio de estos ecosistemas oceánicos pues por sus dimensiones y protagonismo, su evolución a corto y medio plazo, nuestras vidas se van a ver afectadas directa e indirectamente.
    La salud oceánica es nuestra salud y la de las generaciones futuras.
    Enhorabuena!!

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  2. Enhorabuena por el artículo. Siempre aprendemos mucho con vosotros pues existe un gran desconocimiento sobre la biología y la geología marina. Tan solo añadir la importancia de mar como reserva de nutrientes esenciales para la salud humana y para la biología de la mayoría de los animales terrestres, como son los ácidos grasos de cadena larga y el yodo. El mar es su gran depósito y productor y al mar tenemos y tendremos que volver cuando nos faltan y cuando nos falten.
    Enhorabuena de nuevo

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  3. Magnífico artículo que nos recuerda la extraordinaria importancia de un medio como es el marino habitualmente olvidado. No está de más insistir en las enormes implicaciones que su perfecto y natural control, ayer como hoy, tiene para la existencia de la vida en el Planeta. Y los riesgos que entraña que sea un «bien» demasiado olvidado. Enhorabuena a ambos.

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