Es fácil ver que hay intereses contrapuestos que dificultan la búsqueda de soluciones que satisfagan a los agricultores y ganaderos, que tengan resultados inmediatos. Si, por ejemplo -en una solución utópica-, decidiéramos prohibir las importaciones de productos agrarios que se pudieran producir en España, inmediatamente subirían los precios. Es verdad que nuestra agricultura, especialmente en la segunda mitad del pasado siglo, dio un salto de gigante, a base de mejoras en las técnicas de cultivo (mecanización, abonos, regadíos, etc.), pero nuestras condiciones “naturales” de producción, en un clima con largos períodos secos, no son las más propicias para una agricultura competitiva. Continúa leyendo LOS PROBLEMAS DEL CAMPO ESPAÑOL