REPENSAR MÁLAGA: TELETRABAJO

Desde su constitución en 1872, la Academia Malagueña de Ciencias ha generado documentada opinión en los diferentes momentos críticos por los que ha atravesado la sociedad malagueña, fruto de sus principales valores basados en la combinación de ciencia, conocimiento y experiencia. En la compleja situación actual, se han generado en el ámbito académico diversas reflexiones sanitarias, territoriales, ambientales, urbanas, etc., sobre el modelo “post COVID” más razonable para Málaga. Con idea de estructurarlas y que puedan convertirse en un monográfico de referencia de nuestra academia, iniciamos una nueva serie de aportaciones con perspectiva integral que complemente a la anterior.

Susana Blázquez Diéguez

Academia Malagueña de Ciencias

El confinamiento que hemos vivido como consecuencia de la pandemia de la COVID-19 durante el pasado mes de marzo de 2020 nos catapultó súbitamente al teletrabajo. Ha pasado ya un año desde entonces y, en diversas fases y modos, hemos continuado teletrabajando. El éxito inicial del teletrabajo nos hizo creer que se impondría como una fórmula permanente, y generalizada, de desarrollo de la actividad laboral. Sin embargo, con el paso del tiempo y el incremento de la experiencia, comprobamos que hay muchos factores que han determinado que esta modalidad laboral no se ha convertido en aquella panacea imaginada por muchos.

Es cierto que, en la actualidad, las estadísticas apuntan a una fuerte implantación de esta modalidad de trabajo, con datos inimaginables antes de la irrupción de la pandemia. Según los últimos datos, existen tres millones de personas que teletrabajan, bien desde sus hogares o desde cualquier otro lugar en el que se acomodan para encontrar un entorno laboral más agradable -en este sentido han surgido imaginativas fórmulas que tratan de impulsar el uso de las instalaciones hoteleras, como medio para salir de la crisis en la que se encuentran, incluso se ofertan casas rurales con modernas instalaciones y conexión con fibra óptica de muy alta velocidad, para atraer a los “nómadas digitales” que busquen sosiego y tranquilidad en su jornada laboral y en su tiempo de ocio-. Esta cifra espectacular, que triplica la que se había alcanzado en 2019, supone el 15% de los ocupados en España. Es evidente que semejante cantidad de empleados realizando su actividad laboral fuera de sus centros de trabajo, requiere de nuevos enfoques en la regulación de esta actividad que ha de adecuarse en función de su consolidación en el supuesto de que así suceda.

Independientemente de su regulación laboral, en cuanto a prevención de riesgos laborales, equipamiento del trabajador e imputación de los gastos generados en su domicilio/centro de teletrabajo, etc., hemos de considerar que plantea aspectos bastante complejos de resolver que su práctica va poniendo de manifiesto. Hay que realizar un análisis minucioso -incluso diría una casuística por sectores-, sobre los beneficios que reporta el teletrabajo, tanto para la empresa como para los empleados.

Sus factores positivos son bien conocidos por todos -particularmente por aquellos que lo hubieran practicado-, conciliación familiar, organización del tiempo de trabajo en función de los intereses del trabajador, ahorro en tiempo y gastos de desplazamiento, ahorro energético en las empresas, decremento de la contaminación por uso de vehículos, etc. Pero para valorar apropiadamente estos efectos positivos hay que evaluar minuciosamente la forma de acometer la actividad que se propone para teletrabajar, puesto que no todos los trabajos se pueden establecer/organizar de la misma manera.

La conciliación familiar se da, por ejemplo, en aquellos trabajos de oficina o de carácter técnico que no requieran un horario fijo, no así en los “Call Center”, Banca Online o servicios de Asistencia Técnica a usuarios que mantienen el mismo horario fijo en sus domicilios que en sus centros de trabajo. El ahorro en las empresas se da siempre y cuando no tenga que mantener un doble equipamiento en el domicilio del trabajador y en la empresa (mobiliario de trabajo y equipamiento informático) y, además el pago de los servicios de Internet, telefonía ó electricidad del trabajador y el de la sede de la empresa. Un asunto de gran importancia para las empresas es poder evaluar el trabajo realizado, como ya se ha comentado, puesto que no todos los empleos son susceptibles de teletrabajo.

Desde el punto de vista del trabajador, las ventajas más conocidas son las ya comentadas pero hay una serie de inconvenientes que se han visto en estos meses de confinamiento de los que merece la pena destacar el aislamiento en la que nos hemos visto envueltos que, en algunos casos, ha desembocado en un profundo sentimiento de soledad, la necesidad de mejorar las competencias tecnológicas de los trabadores, la organización y temporalización del trabajo en el domicilio y, sobre todo, no poder disponer en los domicilios de un entorno adecuado de trabajo que esté en consonancia con las necesidades de la tarea desempeñada.

La sociedad ha sido plenamente consciente de la importancia que tiene para los individuos encontrarse con otras personas. Las videoconferencias, los Webinar o las reuniones telemáticas realizadas de forma generalizada, no han logrado suplir la necesidad de la relación interpersonal y la comunicación presencial. Buena prueba de esta necesidad la hemos podido encontrar en la universidad o en los colegios, lugares en los que los esfuerzos realizados por los profesores para llevar a cabo las clases telemáticas han conseguido que los alumnos hayan podido seguir con el currículo docente. Pero, no es menos cierto que, unos y otros han echado en falta la comunicación personal que se produce en el interior del aula -la socialización del alumnado y el contacto con el profesorado, la importancia de la comunicación corporal y gestual para el aprendizaje, la necesidad de que los más pequeños perciban los movimientos faciales del profesorado, las dinámicas de grupo, etc.-, que permite al profesor evaluar si los alumnos están comprendiendo las materias que explica, y a los alumnos poder mostrar su nivel de comprensión.

No dudo que las reuniones telemáticas han sido muy útiles, pero también tienen sus inconvenientes, particularmente cuando el número de asistentes es muy alto pues se hace muy difícil la coordinación. Es más, al no ver a todos los asistentes se pierde la comunicación visual y la atención se dispersa.

Una de las principales insatisfacciones  mostrada por los teletrabajadores ha sido el no saber cortar los tiempos de trabajo. La gran mayoría mostró una cierta tendencia a la ansiedad, al tener la sensación de estar todo el día trabajando y no sacar toda la productividad de la que eran capaces, a pesar de la gran cantidad de tiempo dedicada.

Como objetivo prioritario, después del aprendizaje de este tiempo de pandemia, hemos de encontrar la forma de evaluar y enfocar el teletrabajo, de forma que pueda convertirse en una ventaja para la empresa y el trabajador y no se transforme en un problema para la empresa o un conflicto para el trabajador, o viceversa. Habría que encontrar la forma de compaginar los intereses puestos en juego con el teletrabajo, de manera que se ocupe parte de las jornadas laborales con días de presencia física coincidente con otros compañeros o superiores jerárquicos, para establecer objetivos, seguimiento de los trabajos, cooperación y comunicación presencial, planificación de reuniones presenciales y mantenimiento de reuniones telemáticas.

Si aumenta de forma significativa el teletrabajo, habrá un retorno positivo y beneficioso ambientalmente al reducirse el número de vehículos circulando en la ciudad con los colapsos circulatorios correspondientes tan clásicos en las horas punta. La flexibilización del horario en el teletrabajo permitiría organizar la jornada laboral, adecuándose a horarios más racionales y pudiendo facilitar la compatibilidad con otras actividades personales o familiares que acaban redundando en el bienestar de los trabajadores y, por tanto, mejorar su productividad.

El teletrabajo, la mejora de las infraestructuras de comunicaciones y el abaratamiento de los costes de internet podrían ser un factor que evitase el despoblamiento de muchos núcleos rurales, principalmente los que están peor comunicados en el interior de la provincia. El teletrabajo les evitaría tener que mudarse a la capital, pues primaría el trabajo remoto sobre el presencial que se reduciría a unos pocos días al mes. En la actualidad, hay muchos municipios cuyas infraestructuras de comunicaciones son bastante deficientes, disponiendo únicamente de vía telefonía móvil o satélite lo que impide que se pueda plantear el teletrabajo en alguna vivienda o instalación hostelera. Y un tercer problema, que no solo afecta al medio rural sino a toda la población, es el coste de las comunicaciones -por una parte imputable a las compañías- y, por otra teniendo en cuenta que casi podemos considerar internet un bien de primera necesidad por lo que no es razonable que se le aplique un 21% el IVA.

En conclusión, y a la luz de la experiencia acumulada en este último año, comprobamos que el teletrabajo es una buena alternativa al trabajo presencial, pero también es una actividad cuya reciente implantación está demandando grandes reformas y controles para que podamos optimizar sus beneficios en términos de productividad laboral y beneficios sociales. El tiempo nos dirá si la fórmula resulta eficiente.

10 comentarios en “REPENSAR MÁLAGA: TELETRABAJO

  1. Buenos días. Muy bien Susana. Planteas todos los pro y contras del teletrabajo. De lo que puedo apuntar, con algo de certeza, es en la docencia. En la clase presencial se establece un «diálogo» profesor – alumno importante a través de los ojos y de las expresiones de la cara que indica muy bien si la explicación está, no sólo siendo atendida si no entendida. Enhorabuena.

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    1. Buenas tardes, muchas gracias. En mi opinión para los universitarios las clases presenciales son fundamentales pues como bien comentas se establece un «dialogo» con el profesor que facilita el aprendizaje. Durante estos meses pasados no ha quedado otro remedio que las clases online para poder avanzar en los cursos pero muchos alumnos y profesores han mostrado su descontento con este sistema. Sí puede ser interesante organizar seminarios online que permiten una gran difusión que llega más allá del ámbito universitario.

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  2. Muy bien planteada y sintetizada la cuestión. Como apuntas es importante la evaluación minuciosa del tipo y la forma de acometer la actividad que se propone para teletrabajar. No todos los trabajos se pueden hacer on line, y de los que se pueden, no todos su desempeño se puede hacer en cualquier horario. Lo que parece claro, por nuestra experiencia, es que una combinación del trabajo presencial con el no presencial sería una fórmula, en los casos que se pueda hacer, propicia para evitar el aislamiento favoreciendo e intensificando los contactos visuales y físicos, cuando éstos se produzcan.
    Enhorabuena, Susana!!

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    1. Gracias. Si, el modo mixto es el que parece que puede empezar a implantarse, aunque en cada empresa o actividad tienen una casuística distinta que hay que analizar para que el teletrabajo sea un éxito.

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  3. Felicidades por el artículo querida colega. Esclarecedor, sin duda. Planteas más de una cuestión que algunos nos llevamos preguntando desde hace meses en los que vivimos y convivimos con el dichoso bicho/virus. La comunicación por vía telemática es ya una necesidad afortunadamente imparable pero que, en mi opinión, debe ser racionalmente analizada y administrada. Después de haber dedicado toda mi vida a la enseñanza, echo de menos el contacto cálido con el alumno con el que tanto he aprendido: eso se pierde con la máquina. Enhorabuena.

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  4. Gracias. Realmente la docencia es un campo donde el teletrabajo es mucho más complejo pues el trato alumno/profesor desde mi punto de vista es muy enriquecedor en la enseñanza. No he comentado nada en el blog respecto al teletrabajo que se ha producido en la medicina «telemedicina» en atención primaria durante la pandemia, pero hay pasa como en la docencia, se pierde mucho al no existir el contacto cálido como tu le has llamado de forma tan correcta.

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  5. Gracias Tuti por poner de nuevo la carne en el asador del teletrabajo. Una cuestión que mencionas y es muy importante en mi opinión, es el efecto del teletrabajo en la reducción de la huella ambiental que vamos dejando y en la producción de gases de efecto invernadero que producen los viajes internacionales para asistir a reuniones profesionales. Con el teletrabajo asistimos a un aumento, quizás imposible de seguir, de reuniones internacionales en las que muchos profesionales se ven semanalmente implicados y si bien es terrible, la reducción de la huella de carbono con la no realización de cientos de vuelos anuales para asistir a esas reuniones internacionales creo que será una mejora en el intento de reducir la temperatura del planeta. Así que espero que las reuniones internacionales sean mayoritariamente telemáticas por el bien del planeta, aunque también habrá que regularlas por el bien de los implicados.

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    1. En efecto, el aumento de reuniones telemáticas va a reducir el número de desplazamientos y por ello la huella ambiental que producen los viajes, lo malo es, como comentas, que a los profesionales pueden llegar a saturarlos de reuniones telemáticas. Como bien apuntas en tu comentario hay que llegar a un equilibrio.

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  6. Felicitacion por la magnínica síntesis del conjunto de factores que confluyen en el Teletrabajo, con la contradicción, entre otras que incorpora el sistema público y que aprecia la aportación al Blog, con la imposición -confiscatoria- del 21% de IVA, que expresa incoherencia pública ante una sociedad responsable y eficiente, y que evidencia la necesidad de que, los gestores públicos, orienten su actividad en función de la respuesta a la necesidad social, sin lastrar a la sociedad con la ineficacia pública.

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  7. Gracias, desde luego los gestores públicos tienen mucho que estudiar no solo en relación con la legislación laboral sino fiscal. Y aplicar la eficiencia y la eficacia en la gestión pública.

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